El suero lácteo es una opción económica y de amplia disponibilidad, por ello fue utilizada como la fuente de carbono en la fabricación de este bioplástico.
És un proyecto europeo que tiene como objetivo revalorizar los excedentes de suero de leche generados en la elaboración de queso, mediante la fabricación de un bioplástico que puede ser reincorporado en la cadena de valor como materia prima para el desarrollo de empaques para quesos.
En la actualidad, la mayor parte del suero de leche se destina al consumo humano, sector farmacéutico y alimentación animal, no obstante, la producción anual supera con creces la demanda. Solo en España se produjeron en 2016 alrededor de 1.727 millones de toneladas de suero lácteo y, de ellos, únicamente un 60 % fue revalorizado.
El equipo de investigadores logró transformar el suero lácteo en Poli-3-hidroxibutirato (PHB), un biopolímero que puede emplearse para la fabricación de envases y que tiene potencial para remplazar materiales tradicionalmente utilizados, como el polipropileno, polietileno, poliestireno y PET, que proceden de fuentes fósiles.
El PHB ofrece innumerables ventajas medioambientales respecto a sus homólogos de fuentes fósiles. Por ejemplo, su procedencia y biodegradabilidad contribuyen al desarrollo sostenible y se alinean con las nuevas políticas en materia de gestión medioambiental.
A pesar de las prometedoras propiedades de este material, la fuente de carbono empleada para su fabricación representa cerca del 75 % del costo global de la materia prima y puede incrementar ampliamente el presupuesto de producción. Por ello, el suero de leche es una opción económica, de amplia disponibilidad y alto valor nutricional, que ofrece una interesante alternativa frente a los sustratos actuales.
Los investigadores del proyecto lograron reducir la rigidez del material y mejoraron notablemente la resistencia al impacto, especialmente a bajas temperaturas, un parámetro crítico en productos refrigerados, ya que es posible que el envase se caiga y se rompa, afectando al producto que contiene. Por otro lado, las propiedades térmicas del PHB modificado lo hacen un excelente candidato para procesos de pasteurización.
Para la validación de los envases desarrollados a lo largo del proyecto se realizó un análisis de vida útil del queso, que incluye un ensayo sensorial, fisicoquímico y microbiológico, donde se concluyó que se conservan perfectamente las propiedades del queso y que la durabilidad del producto es la misma que con el actual material.